Escrituras nómades: Paisajes peruanos de José de la Riva-Agüero

domingo, 7 de febrero de 2016

     Desde hace ya un buen tiempo leo con pasión mucha narrativa de viajes. He leído a varios autores y todavía me faltan muchos, muchísimos más, por leer. Espero, ruego, imploro, deseo, anhelo, sacar tiempo de donde para hacerlo.


     He reseñado en este blog algunos libros del género, y también he copiado frases que me encantaron y encontré en muchos de ellos. Si los quieres ver tienes que ir a la etiqueta ESCRITURAS NÓMADES o LA POESÍA DEL VIAJE y tendrás la lista completa de los, hasta ahora, libros reseñados.


     Al principio mi acercamiento fue sobre todo a la narrativa de viajes hecho por escritores europeos que contaban, casi siempre, sus reflexiones y aventuras en lugares como Asia o África. Pero desde no hace mucho, me estoy enfocando más en leer y reseñar la obra de escritores (peruanos o extranjeros) que han narrado sus viajes por el Perú (ya he reseñado "El Perú a toda costa" de Ricardo Espinoza): he elaborado ya una lista larga de libros a comprar cuando vuelva a mi país, y otra más con obligadas relecturas de textos (Omar Zarzar, Rafo León, etc.) que tengo en mi casa de Lima.


     En ese sentido, hace poco terminé de leer "Paisajes peruanos" de José de la Riva-Agüero. Libro que me traje de Lima a Europa y en el que me adentré más o menos guiado por las opiniones que da sobre este autor el gran Wili Reaño (cuyo libro "Viajando por el Perú" he reseñado en la entrada anterior).


     Hablar sobre la biografía y el pensamiento del hombre que escribió "Paisajes peruanos" (en realidad esta colección de escritos que aparecieron en el Mercurio Peruanos entre 1918 a 1929, se tituló "Paisajes andinos") daría para mucho. Con la ventaja que da la distancia en el tiempo se le podrían reprochar varias cosas (todavía se le injuria, no tanto por su aporte intelectual –debe haber sido uno de los intelectos más poderosos de nuestro país- como por su condición de aristócrata; ya se sabe que la crítica fundamentalista y ciega se queda en lo superficial y casi nunca se atreve a profundizar), pero hay cosas que son loables en su pensamiento y que bien se reflejan en este hermoso libro: aquella idea entonces novedosa y (digamos) revolucionaria de considerar al Perú como un país que amalgama dos tradiciones espirituales, que se complementan, que en su violenta unión han formado esto que somos: nuestra ascendencia inca y española. La una no puede vivir sin la otra. Si negamos una, nos estamos negando a nosotros mismos, y eso nos deshumaniza, nos vuelven remedos de humanos; seres incompletos; sonámbulos.


     Y digo revolucionaria (puede que esa idea hoy todavía lo siga siendo) para la época del autor. Momento en que el indio era visto como una rémora para el desarrollo del país. Pues es justamente allí, en ese momento, que De La Riva-Agüero, un aristócrata descendiente directo de conquistadores españoles, vindica el papel de lo inca y reclama su inserción en el espíritu peruano.
 

"El Perú es obra de los Incas, tanto o más que de los Conquistadores; y así lo inculcan, de manera tácita pero irrefragable, sus tradiciones y sus gentes, sus ruinas y su territorio."

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