En Córdoba, corazón de un gran país

sábado, 7 de abril de 2012


Vista desde la ruta 9, CORDOBA parece una bandada de palomas a punto de levantar vuelo. El color blanco, o al menos claro, de muchos de sus edificios y casas le da una imagen de ciudad transparente, cálida y sosegada. Había vuelto, después de casi 4 años, y la alegría y la emoción apenas si cabían en mi cuerpo. Era mi primer viaje solo (de esto hace casi 6 años) y en plan mochilero así que busqué información por todos sitios y felizmente encontré muy buenas referencias de la ruta que quería hacer. He aquí a grandes rasgos. 

Desde Lima hasta Arequipa me fui en un bus de la empresa Cruz del Sur; 40 soles el pasaje, entonces era el bus más barato. Llegué a las 06 am y de inmediato tomé un bus (15 soles) hacia PUNO a donde llegué al mediodía. De inmediato me mandaron al paradero de las combis que salen hacia la frontera con BOLIVIA (pagué 7 soles) a donde llegué poco más de las 3 pm. En la frontera tomé un triciclo que me acercó hasta el Control Migratorio y luego hasta el paradero de combis que van hacia LA PAZ, pagué 11 bolivianos y llegué casi a las 06 pm. Luego un taxi me acercaría hasta las avenidas donde encontré los buses que salían para todos sitios. Tomé uno hacia ORURO a donde llegué a las 10 de la noche. El cuerpo pedía posición horizontal así que alquilé un bonito hotel frente a la Terminal de buses de ORURO (45 bolivianos). En la mañana, muy temprano, me fui a la ESTACION DE TREN a sacar un tiquete (es mejor hacerlo así, con anticipación) para salir esa misma tarde hacia LA QUIACA. Pagué: 95 bolivianos. El tren era excelente, muy buen servicio y los paisajes en las sierras bolivianas muy hermosos.

Oruro - Bolivia.
Oruro - Bolivia.
Oruro - Bolivia.
Llegado a la frontera crucé e hice el trámite migratorio. Caminé hasta la terminal y compré un pasaje por 20 pesos hacia JUJUY. El bus que quería tomar aún salía en una media hora así que para hacerme una idea de que ya estaba en Argentina me fui a un café a probar las “facturas” que en mi “exilio” cordobés habían sido una verdadera adicción. Claro, no se comparaban a las de la panadería DEL CARMEN, en el cordobés barrio PUEYRREDON, donde viví, pero al menos quise hacerme la idea. A mi lado se sentó un chico peruano que se iba hacia Buenos Aires a unas jornadas sobre Derecho y Filosofía, sus intereses iban por las ideas del “control” y la “vigilancia”, entonces caímos en un tema de interés común: Michael Foucault y sus ideas y comparaciones de la sociedad moderna con el panóptico donde todo se vigila y todo se controla para asegurar la “normalidad” de la sociedad. Apasionante tema y cuando nos dimos cuenta ya estábamos en un pueblo inhóspito llamado ABRA PAMPA y nos bajaron a todos… para controlarnos. 


Abra pampa. Jujuy - Argentina. Foto de la página http://www.noroesteargentino.com/
A un lado peruanos y colombianos, sospechosos siempre de todas las maldades de este mundo. Al otro lado bolivianos por favor. Y los otros, ciudadanos del mundo, bienvenidos, pasen por aquí. Una oficial me revisó en silencio y al lado un tipo gritaba a unos bolivianos mientras abría sus maletas buscándoles aquello que por ser quienes eran los hacía sospechosos de tener lo que no tenían. Un oficial me pidió ir a un cuarto separado. Yo pensaba “¿volvieron las torturas?” Me preguntó mil cosas y le dije que ya había respondido eso en Migraciones y, de repente, casi se lanzó al suelo a tocarme los tobillos. No pude refrenar una pequeña sonrisa y pensaba en este pobre hombre, en medio de la nada, adoctrinado en controlar, repeler e intervenir durante toda su vida; si le hablo de Foucault quizás se desmaya. Imagino que el hecho de ser joven, peruano y mochilero me hacía sospechoso de llevar drogas ocultas en mi cuerpo. Si supiera la cantidad de ciudadanos del primer mundo bien vestidos que veía caer como traficantes todos los días en mi trabajo del aeropuerto de Lima.



El bus partió sin el muchacho peruano con el que hablaba de Foucault. Los oficiales no le habían dejado subir. Imagino que es fácil sospechar de una persona con un pasaporte de un país remoto y con la piel oscura… por más que vaya a una conferencia de intelectuales y hable de Foucault. ¡Cómo se aplicaban en este pueblo olvidado tus teorías mi querido Michael! 


Llegados a SAN SALVADOR DE JUJUY compré un tiquete hacia CORDOBA (90 pesos) y como aún había tiempo aproveché en caminar mucho por la ciudad, tenía partes muy bonitas pero también se le veía muy desordenada; aún no representaba el orden que para mí siempre significó CORDOBA. En la noche salimos y al amanecer por fin… sentía más cercana mi querida ciudad.

San Salvador de Jujuy. Foto de la página www.fotonostra.com
 

Habla, memoria


Hasta que llegamos a la terminal cordobesa. Allí me esperaba mi querida amiga ROMINA, a quien había conocido en un canal de internet buscando información para hacer el viaje. La química fue inmediata, nos abrazamos muy fuerte y no paramos de reír de nervios y de felicidad. Caminamos y yo sentía que cumplía un sueño descomunal: volver a un sitio que aprendí a querer mucho. Me llevó hasta el barrio TALLERES donde vivía su padrino don RICARDO quien me iba a cobijar en su casa. Era un hombre bueno, solitario y tranquilo; allí vivía también EL CHINO con quien compartí habitación, era un tipo muy gracioso. Luego nos fuimos hacia el barrio PATRICIOS, donde vive Romi con su familia y conocí a todos y cada uno de ellos. Buenos, geniales, atentos… tenían que ser cordobeses. Hablamos todo el santo día y en la noche me regresé a lo de don Ricardo para dormir. 

Había llegado aquí a finales del 2000 y estuve hasta el verano del 2001. Me había cruzado medio continente por tierra siguiendo la dirección a donde apuntaba mi corazón; el amor, ya se sabe, siempre es un farol que nos guía en medio de la oscura incertidumbre de la vida. Viví allí compartiendo un mundo que tenía como único patrimonio unos gatos callejeros y muchos sueños. Allí estábamos, inocentes y sedientos de vida, insensibles y ciegos a la noche que se venía. Ahora andaba por las mismas calles tratando de recordar lo mejor de aquél tiempo en que fui irresponsablemente feliz.

Caminé las 40 calles que separaban PUEYRREDON del centro de la ciudad y que solía caminar, en el 2001, para buscar trabajo y ahorrarme el cospel con el que se pagaba el bus. Las calles llenas de árboles, el añejo encanto de muchas casas, las veredas cuarteadas, la sensación de calor que pasaba los 40, el silencio, el Fernet con coca, la zona del Abasto donde bailaba cuarteto hasta no poder más y mucho rock argentino (vicio que heredé de mi hermano mayor), la casi ausencia de gente, el trolebús, la biblioteca, los preciosos parques, la carnicería, la panadería EL CARMEN y sus criollitos y facturas adictivas, la casa donde (sobre)viví, todo era, para mí, una celebración de la memoria.  

Guiado por la nostalgia, continúe hacia el centro de la ciudad que es deslumbrante. La información la van a encontrar en cualquier página de internet, esto es más que nada un pretexto para recordar y para incentivarles a visitar Córdoba. La PLAZA SAN MARTIN es muy bonita y encantadora; EL CABILDO algo digno de verse; cosa que me sorprendió siempre gratamente es que cualquiera podía entrar y pasearse dentro sin líos. En Perú todo es control para entrar a un sitio público. En este lugar recuerdo haber visto exposiciones y haber ido a conferencias importantes. Es otra cosa que añoro mucho de Córdoba, la cultura y el énfasis que en ello se pone; no por algo es LA DOCTA. Bajé al subsuelo del Cabildo donde hay ruinas jesuíticas muy interesantes también. Al lado del Cabildo está la CATEDRAL, una construcción monumental.

Plaza San Martín. Córdoba - Argentina.
Plaza San Martín. Córdoba - Argentina.
Córdoba - Argentina.
Cabildo. Córdoba - Argentina.
Cabildo. Córdoba - Argentina.
Cabildo. Córdoba - Argentina.
Cabildo. Córdoba - Argentina.
Catedral. Córdoba - Argentina.
Mis paseos favoritos se daban por la Avenida Colón así que allí volví. Hay una fascinante variedad de librerías; ahí compraba novelas extraordinarias por precios irrisorios. Había algunos cafés y heladerías muy bonitos. No me gustan las ciudades y su caos, pero a Córdoba le perdono todo aunque caos y bulla parecen dos conceptos que aquí no existen. Me fui a pasear por la MANZANA JESUITICA y ver la maravillosa IGLESIA DE LA COMPAÑÍA, el RECTORADO DE LA UNIVERSIDAD y el COLEGIO MONSERRATE… es un lugar que no puedes dejar de visitar. Aunque fuera de la ciudad también hay unas excelentes Estancias Jesuíticas por ejemplo la de ALTA GRACIA que alguna vez conocí y cuya visita es más que recomendable. Aparte de ello el pueblo es una maravilla y es célebre porque allí vivió el CHE GHUEVARA cuya casa se puede visitar.

Manzana jesuítica. Córdoba - Argentina.
Manzana jesuítica. Córdoba - Argentina.
Pero, sigamos en Córdoba. Caminé un poco más y fui a la iglesia de LOS CAPUCHINOS, una especie de NOTRE DAME parisino en pequeña escala. De noche con sus luces encendidas, la imagen es soberbia. Luego continué hacia el PARQUE SARMIENTO, el pulmón de la ciudad, en definitiva. Un gran espacio verde donde se puede caminar y sentarse a leer y a ver la vida pasar sin hacerse mucho drama por ello.

Iglesia de los capuchinos. Córdoba - Argentina.
Parque Sarmiento. Córdoba - Argentina. Foto de la página www. panoramio.com
Córdoba - Argentina.

Córdoba - Argentina.

Continuará....

Pablo 

PD: Tener en cuenta que los datos aquí escritos son de hace 10 años y si ahora me animo a escribir sobre todo esto es por un solo y válido capricho: el de recordar; sin embargo espero que sirva por si alguien desea viajar a la bella Córdoba. Pido discupas por las imágenes que no son tan buenas ya que fueron tomadas con una cámara mecánica, entonces no tenía ni idea de lo que era una digital.

2 comentarios:

Martin dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Martin dijo...

La verdad que córdoba es hermoso, aparte de todos los lugares que tiene para ver, todas las construcciones coloniales y hermosas que hay para ver, se respira una paz que en otras ciudades no se consigue, la calidez de la gente y la paz que alli hay es dificil de encontrar en otros lugares, eso y los hermosos hoteles en córdoba hacen una gran ciudad

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